Desde hace algún tiempo vengo observando que un buen numero de las entradas que se están recibiendo en este pequeño pero cada vez mas grande y acogedor rincón se viene haciendo desde centros oficiales o bibliotecas publicas.
Sin ir mas lejos os puedo decir que en estos mismos instantes en los que estoy redactando este articulo, que como desde que empecé mi ya largo pero a la vez corto camino lo hago desde una de las muchas de las bibliotecas que suelo frecuentar diariamente.
Pues como os iba diciendo en estos mismos instantes junto a mi se encuentran dos compañeros de fatigas, ose que tambien deben de estar atravesando un mal momento en sus vidas,.
Aunque a mi las apariencias me las suelo pasar por el pito del sereno y no suelo juzgar a las personas por su apariencia física sino por como se comportan, ya que podemos encontrar indigentes con mucha mas educción y respeto que muchos de los que a diariamente los vemos vestidos de traje y corbata.
Esto de que en las bibliotecas y centros culturales podamos encontrar a muchos indigentes quiere decir que en muchos caso son personas que hace algún tiempo tuvieron un buen nivel de vida y que tanto por circunstancias personales o circunstancias laborables se han visto obligadas a terminar en la indigencia y mal vivir en la calle.
Esto nos debería de hacer reflexionar y hacernos pensar aunque solo sea por unos pocos minutos que la situación de indigencia puede ser como el fantasma de la muerte y que en cualquier momento nos puede tocar a cualquiera de nosotros ya que por muy buena situación tanto económica o familiar en cualquier recodo de nuestro destino nos puede estar esperando la fatídica sombra de la indigencia.
Yo os recordaria ahora que llegan estas entrañables fechas como son las navidades, que cuando veáis algún indigente o sin techo pararos unos momentos a reflexionar, y pensar aunque solo sea durante esos pocos segundos que vosotros mismos os podréis encontrar en su misma situación en cualquier momento por que la indigencia es como una dura loteria en la que sin querlo ni beberlo todos llevadnos decimos y que no sabemos cuando nos puede tocar este amargo premio.
BUBÚ
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