Anoche fui a ver al deprimente y peligroso albergue de MAYORALES, y digo peligroso y deprimente albergue por donde esta situado, en un oscuro y denigrante rincón de la CASA de CAMPO, es peligroso por que tanto en la puerta principal como en los alrededores del albergue son constantes las discursiones y las peleas entre los indigentes, que no tienen plaza fija en dicho albergue y luchan entre si para conseguir alguna de las ocas plazas libres que quedan y que cada noche son sorteadas entre mas de 70 u 80 indigentes los que tienen la suerte de conseguir una de estas poquisimas plazas podrán dormir y cenar caliente esa noche mientras el resto tendrá que hacerlo resguardando se del frio como buena mente puedan.
Fui a ver a una antigua compañera que tuve en la comunidad terapéutica de BARAJAS, junto con otro compañero y la esposa de este, porque como yo esta antigua y buena amiga a sufrido una de las muchas recaídas a las que estamos expuesto tanto los ex alcohólicos como los politoxicomanos.
Fuimos para averiguar como estaba por que cuando coincidimos en la comunidad de BARAJAS formamos un pequeño pero muy unido grupo que una vez fuera nos solemos reunir cada cierto tiempo para salir al campo, jugar al mus o simplemente para charlar y pasar un buen rato riéndonos de las anécdotas que vivimos cuanto estuvimos en la comunidad terapéutica.
La encontramos muy animada y dispuesta a seguir luchando para salir adelante pese haber tenido este pequeño tropezón, lo cual nos sorprendió muy gratamente, ya que las noticias que teníamos sobre ella no eran nada optimistas.
Fuimos a tomar un café a un restaurante que esta a la entrada de la casa de CAMPO por que estaba helada de frio.
Nos estuvo contando su versión que era totalmente distinta a la que nos habían contado sus dos hijo los cuales tras esta recaida han decidido echarla a la calle y no saber nada mas de ella.
Cuando nos íbamos a ir me dirigí hacia la maquina del tabaco y disimulada mente saque un paquete de cigarrillos los cuales se los metí en el bolsillo de la roída y vieja cazadora que lleva para protegerse del frió y de la lluvia.
Cuando se dio cuenta me miro y con lágrimas en los ojos me doy las gracias solo por haberle comprado un simple paquete de cigarrillos el cual le servirá para pasar el día de hoy, pero es que yo creo que los amigos estamos para ayudarnos en los malos momentos y no cuando las cosas van viento en popa y a toda vela y es en esos momentos tan duros cuando se demuestra quienes son nuestros verdaderos amigos.
BUBÚ
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