miércoles, 24 de septiembre de 2008

Dormirse en los laureles




Lo que suele ocurrir cuando una persona entra en la espiral de la indigencia es que entra en una especie de laberinto en el que para encontrar la salida solo depende de la persona en cuestión.


Lo que ocurre es la que persona en cuestión piensa que el problema, ya que piensan que lo mas fácil es quedarse a verla venir y que sean otros los que les saquen las castañas del fuego.

Esto ocurre por que cuando se entra en la indigencia suele entrar con una fuerte depresión, ya sea producida por cualquier tipo de ruptura sentimental, perdida de trabajo o simplemente por que la persona en cuestión piensa en que ya es momento de que otros tiren del carro.


También están los típicos caraduras o vampiros estos últimos no padecen ningún tipo de trastorno ni físico ni psíquico, estos caraduras solo piensan en dormir y en vivir de las ayudas y de la caridad de los demás, pero ni tienen ni tendrán ningún tipo de ganas de salir del pozo.



Ya que están tan acostumbrados a que sean los demás los que se molesten y tiren del carro y lo único que les importa es que cuando llegue final de mes tengan ingresado en su cuenta del banco el tan conocido y famoso RMI.

Esta ayuda que se concede para que las personas que por circunstancias especiales están
estén atravesando dificultades económicas y sin un lugar en donde vivir, se les habilitan plazas en cierto albergues o pensiones.


Pero es que los mas espabilados prefieren vivir del cuento, y seguir dentro del pozo acosta de los que todos los meses cobran una nomina de la cual un buen pellizco de esta va a parar para pagar esta y otros tipos de ayudas y subvenciones.



Cuando a este tipo de personas se ven con la cruda realidad de frente optan por la actitud de la avestruz, que no es otra que esconder la cabeza debajo de la tierra y discretamente dar una disimulada patada y esconder el problema debajo de la alfombra, en otras ocasiones optan por la aptitud de dar lastima y pena esperando que los demás se apenen y con esto consiguen alargar la situación durante otra buena temporada, volviendo a no hacer nada por resolver el problema por que piensan que como en esta ocasión han salido bien parados se creen que siempre se van a salir con la suya.



Pero cuando a los demás ya se casan de tanta tontería y tanta tomadura de pelo pasa como en el cuentote la cigarra y la hormiga, que quien acabo muriendo de hambre y frió fue la perezosa y holgazana cigarra mientras que la honrada y trabajadora hormiguita pasaba cómodamente el invierno en su confortable hormiguero


BUBÚ

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